La palabra que más se oye en estos días es guerra, pero también la palabra paz que sobre todo es pronunciada por los que exigen a Israel un alto el fuego.

Toda persona en su sano juicio quiere la paz, pero hay que tener en cuenta que los terroristas de Hamás no son personas. En referencia a los yihadistas tampoco podemos decir que son animales. Los animales son más morales que las bestias salvajes e inhumanas de Hamás y resto de grupos islamistas que conforman el universo yihadista.
Las imágenes que nos van llegando de las atrocidades perpetradas por los yihadistas contra mujeres, niños, ancianos, jóvenes y adultos no se ven en ningún ataque que un animal pueda efectuar contra otro animal o contra personas. Los animales matan, pero no torturan a sus víctimas. Los animales cazan por instinto, pero no violan, decapitan o queman vivos a otros animales. Las únicas bestias que cometen atrocidades contra su misma especie se les llama eufemísticamente seres humanos. En este caso solo se les podría llamar bestias salvajes inhumanas. Toda definición que no sea esta la que se aplique a los terroristas de Hamás junto al resto de yihadistas debe ser entendida como antisemitismo, antijudaísmo, anticristianismo y anti-Occidente en general.
Las verdades eternas ya están escritas desde antiguo cuando nos dicen que “El efecto de la justicia será la paz y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre”. En otras palabras, para que haya paz tiene previamente que haber justicia. La pregunta consiguiente es ¿Puede haber justicia sin la victoria de Israel sobre el mal que encarna el yihadismo en todas sus horrendas formas? No, definitivamente no puede haber paz sin que la justicia sea aplicada por medio de la victoria absoluta de Israel. Los lamentablemente ingenuos que hablaban de llegar a acuerdos de paz con los palestinos, entiéndase árabes, han sido masacrados o han sido destruidos emocional y anímicamente. Los bien intencionados israelíes nunca volverán a pensar que se puede llegar a acuerdo alguno con asesinos salvajes, violadores o torturadores que han sido adoctrinados desde su niñez a odiar a muerte a los judíos.
La justicia que muchos anhelamos es que los yihadistas paguen sus crímenes de lesa humanidad con la única justicia que se les puede o debe aplicar que es la eliminación de la manera más rápida y humana posible. Los que no dudamos que hay Cielo e Infierno sabemos que los torturadores, violadores, derramadores de sangre o asesinos de niños y bebés deberían llegar lo antes posible a un lugar de oscuridad permanente que bien le podemos llamar Infierno.
La decepción de que no hubiera un Infierno para los malvados solo se podría comparar a la decepción de que no hubiera un Cielo para los justos. Los conceptos Cielo e Infierno pueden ser entendidos de diferentes maneras según la línea de pensamiento religioso que asumamos o incluso no ser aceptados, pero sea en el lugar que sea la justicia tiene que ser aplicada.
Los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas no pueden vivir juntos en este mundo ni en el venidero. La única manera de reparar el mundo, tikún olam, es poniendo en práctica la Justicia establecida en el Cielo para ser aplicada en la tierra. Sin justicia no puede haber paz y sin victoria no puede haber justicia. Por tanto el orden bien entendido es primero la victoria sobre el mal encarnado por un yihadismo que quiere dominar el mundo y aniquilar a todos los judíos de la tierra. Una vez alcanzada la victoria, incluida la rendición incondicional, se debe aplicar la justicia a todos aquellos que han cometido los ya nombrados crímenes de lesa humanidad.
En el momento en el cual los juicios y las consiguientes condenas se hayan aplicado la paz vendrá a reinar en un mundo con justicia. Por tanto, no puede haber paz mundial sin la victoria indiscutible de Israel sobre sus enemigos que son los mismos que los de todo Occidente en su conjunto. El efecto de la aplicación de la justicia, por medio de la victoria, será la anhelada y verdadera paz. Con la victoria de Israel vendrá el reposo y la seguridad para siempre a este mundo. Hazlo saber.