La presión externa, interna y extrema sobre el primer ministro Netanyahu debe ser tratada como un aspecto de máxima prioridad para Israel.

En el contexto de la guerra que el país está enfrentando lo peor que podría pasar es que se rompiera el equilibrio de poder, por muy frágil que pudiera parecer, lo cual daría ventaja a los múltiples enemigos de Israel.

La situación de Netanyahu es muy difícil y entendemos sus reticencias a seguir las pautas que marcan los terroristas para liberar rehenes que no deja de ser una mera estrategia de Hamás para rearmarse, ganar tiempo y huir por algunos de sus múltiples túneles. Por otro lado debemos entender el dolor de las familias de los secuestrados que solo pueden pensar, como no podía ser de otra manera, en sus familiares. Solo la ayuda del Cielo le puede dar a Netanyahu la dirección en este complejo asunto que excede y mucho a la capacidad que tengan tanto los intermediarios que tratan de la liberación de los secuestrados, como el propio gobierno de emergencia. El papel más difícil lo tiene Netanyahu, sin la menor duda, que es el objetivo para batir tanto fuera de Israel como lamentablemente dentro del país.

En nuestra opinión y sin pretender dar lecciones a nadie de la política de Israel es que la presión interna sobre Netanyahu lo que puede es debilitar la unidad del país en contra del terrorismo, aunque estén o no de acuerdo en el seno del gobierno en la forma de combatir a Hamás. Toda división debilita internamente y fortalece externamente a los enemigos de Israel.

Los que saben de estrategia militar y de como enfrentarse con Hamás son el estamento militar y solo ellos deberían tener las manos libres para operar en el campo de batalla como creyeran conveniente, aunque insisto que es solo una opinión sin ánimo de influir en una u en otra dirección como es evidente. Toda intervención e injerencia de los políticos en la forma de actuar del Ejército de Defensa de Israel podría retrasar el final de una guerra que en la práctica ya está ganada, pero ¿Cómo se debe tratar el caso de los secuestrados? La sabiduría de Salomón es la única que ayudaría a resolver esta tragedia intensamente dolorosa que está pasando el conjunto del pueblo de Israel.

El Primer Ministro Netanyahu está literalmente entre la espada y la pared ya que haga lo que haga, tomando una u otra decisión, va a ser criticado de todas las formas posible y por parte de todos los implicados en este dramático asunto. Las bajas entre el Ejército también deben ser objeto de evaluación ya que es terrible pensar que para rescatar a los secuestrados, sin la seguridad de que estén con vida, tengan que morir soldados. La vida de una persona es tan valiosa como la de otra, por tanto rescatar a los secuestrados y salvaguardar la integridad de los soldados debe ser considerado bajo el mismo prisma de responsabilidad.

Las familias de los soldados tienen algo que decir para que sus hijos, padres madres o hermanos también sean protegidos bajo todos los extremos posibles en el campo de batalla. Los secuestrados, sus familiares, los soldados junto con sus familias deben recibir la comprensión en sus posiciones y la motivación de todo el país. Las imágenes del enfrentamiento entre los terroristas de Hamás y los soldados de Israel dejan patente que los soldados son héroes que se están “jugando la vida” por los secuestrados, por salvaguardar su integridad física y por el conjunto de la nación. Unos héroes que dan sus vidas por Israel.

La guerra que Israel está enfrentando contra Hamás requiere ineludiblemente una unidad de acción en el campo político, militar y en el campo religioso. Toda esta unidad debe además reflejarse en el conjunto de la sociedad israelí. En los momentos que escribo esta nota están cayendo cohetes o misiles en el norte de Israel los cuales pueden ser interceptados por el «mejor sistema de defensa aérea del mundo, un poderoso escudo que tiene Israel para protegerse de los ataques de misiles el llamado Domo de Hierro”. Con esta figura en mente podríamos decir que el mejor sistema de defensa de Israel está en la unidad de acción de toda la sociedad israelí en su conjunto independientemente de sus aparentes diferencias.

Los actores que están representando esta dramática escena de la historia de Israel deben estar unidos en acción y oración para que Israel tenga la victoria absoluta sobre aquellos que perpetraron la masacre más terrorífica de la moderna historia de Israel. La indiferencia achacada a Netanyahu es injusta bajo todo punto de vista. A las presiones externas, internas y extremas que está soportando Netanyahu no se le puede añadir la carga de ser indiferente a la situación de los que están en las manos de Hamás. Más bien el primer ministro es un referente moral contra la verdadera indiferencia de un mundo representado por la ONU y sus agencias del mal que no han pedido la liberación de todos los secuestrados. Hazlo saber.

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