Todos saben que el agua y el aceite no se mezclan por lo cual la disolución de la Knéset era solo una cuestión de tiempo, de poco tiempo. 

La llamada a las urnas, las quintas en tres años y medio, ya forma parte de la idiosincrasia de los ciudadanos israelíes que ven como una vez más tendrán que decidir quién gobierna el complicado tablero político de Israel. Por no ahondar en lo evidente, pero sin olvidarlo para que la historia no vuelva a repetirse, la coalición del agua y el aceite ha sido un experimento fallido con claros tintes de drama político que nunca debería ser olvidado. 

Las buenas intenciones se le presuponen a los que intentaron lo imposible en el plano de la física política. El agua y el aceite no se mezclan más bien se repelen y se enfrentan sin llegar a mimetizarse mutuamente. Una coalición formada por partidos tan divergentes, opuestos y enfrentados no podría resistir el paso del tiempo sin implosionar. La catástrofe era previsible, pero el deseo de sacar a Benjamín Netanyahu del poder era más fuerte que la lógica política y de toda consideración de los intereses generales del país. 

En buena lid política todos saben que hacer algo por contender y enorgullecerse ante los demás es el mayor de los errores en el cual puede caer una persona, grupo, institución o coalición. En el caso al que hacemos referencia la reiteradamente nombrada coalición del agua y el aceite se gestó con la única intención de derrocar la línea ideológica que Netanyahu representaba y representa. La pretensión de hundir política y personalmente a Benjamín Netanyahu llevó a sus oponentes a fundar una coalición que no se puede fundir y que tan solo puede confundir valga la aparente redundancia. 

La coalición del agua y el aceite formada a presión por ocho partidos de toda ideología contraria a la línea conservadora de Netanyahu se sustentaba en el rechazo a la persona del anterior primer ministro y en el rechazo mutuo dentro de la misma coalición. La lucha de poderes de todos contra todos y de todos contra Netanyahu nunca podría tener éxito al ser percibido socialmente como el enfrentamiento de un hombre contra una muchedumbre heterogénea de enemigos.  

La percepción que se tiene en Israel de que los pocos siempre vencerán a los muchos enemigos pesa más en la conciencia de lo que podríamos presuponer. El israelí medio siempre sentirá empatía por aquellos que siendo pocos, en este caso solo uno, son perseguidos por muchos y dispares opositores que solo pretenden destruir al teóricamente más pequeño. El nombre de Benjamín tal vez fue menospreciado por algunos de sus oponentes políticos que pensaban que una coalición fuerte podría derribar a un débil y acorralado ex primer ministro en su momento. Un graso error que ha llevado a los impulsores de la coalición a una especie de autodestrucción colectiva, políticamente hablando, que les ha dejado en evidencia ante la sociedad israelí. 

Los próximos comicios sí serán absolutamente determinantes para la buena marcha del país y de las relaciones con sus vecinos árabes que está atravesando un idílico marco de buena sintonía con los que antes eran sus acérrimos enemigos ¿Acaso fue la extinta coalición la que permitió el acercamiento entra árabes y judíos? Los medios de comunicación internacionales nos informaron en su momento que “el 15 de septiembre de 2020 Israel, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, en una ceremonia apadrinada por el presidente estadounidense Donald Trump, formalizaron la normalización de sus relaciones en el llamado Acuerdo de Abraham. Un verdadero acuerdo del siglo como señalaron en titulares algunos medios en el cual está la firma de Benjamín Netanyahu.    

Los analistas políticos apuntan a una posible vuelta en poco tiempo de los dos titanes más sobresalientes de la política israelí y norteamericana, Benjamín Netanyahu y su homólogo Donald Trump, que tan buenos resultados han traído para ambos países. La coalición del agua y el aceite se disuelve para dar paso a la visión política más eficiente y pura, sin mezclas extrañas, de Benjamín Netanyahu que una vez más será el Primer Ministro de Israel si el Cielo lo permite. Hazlo saber. 

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